viernes, 29 de abril de 2011

Es increíble cómo pasa el tiempo y como a veces te das cuenta que todo ha cambiado, que hay personas que se han ido tal y como llegaron, otras que entraron y aún siguen estando ahí, pocas que permanecen desde el principio y hay algunas que ya no son las mismas, bien por peleas, por choques de carácter o bien porque dejas o dejan de significar algo.
¿Y qué hacemos?
Pues intentamos que todo sea como antes e incluso llegamos al punto de ir a pedir perdón por si has hecho algo que no debías.
A veces piensa en todo aquello que has hecho junto a esa persona, ves fotos y añoras esos momentos que sabes que no volverán a pasar, palabras, gestos, abrazos que no volverán a ocurrir.
Te planteas qué le habrá molestado, qué le habrá ocurrido, ¿Estará pasando por un mal momento? o simplemente nunca mostró como realmente era.
Entonces ves como a veces es el mismo contigo y otras en cambio es como si no te conociera.
Hasta que te cansas, te cansas de ser siempre la que tienes que tirar del carro, la que siempre tiene que ir detrás suya como una tonta y ¿todo para qué? para darte cuenta que hace tiempo que murió lo que tu querías seguir manteniendo vivo y ver que ya, que ya no queda nada.


Imagina que mañana se acaba todo, que ya no hubiese mañana. ¿No desearías hacer mil locuras? Decirle cuatro cosas a la flipada de turno, decirle a tu madre que empezaste a beber y a fumar muy pronto, dormir con la persona más especial del mundo, decirle que lo quieres...¿Porque solo nos arriesgamos cuándo creemos que ya no hay más tiempo? ¿porque nos guardamos todo dentro hasta que explotamos? ¿Y si viviéramos el día a día como si fuera el último? ¿No sería increíble?

jueves, 28 de abril de 2011

Me gusta. Es como un vicio, un adictivo. Me gusta porque va en pequeñas dosis, intensas, pero pequeñas. Me gusta porque acelera el pulso, sube la adrenalina. Porque es algo muy flexible pero fácil de romperse. Me gusta porque no tiene sentido ni hace falta buscarle explicación. Porque te provoca fanatismo, te hace sentir libre pero nunca te libera. Porque la palabra clave es: improvisación. Y sabe ponerte a prueba. Porque es irremediable e incurable. Produce locura y eso, me gusta.

Te levantas y te vuelves a caer pero ya te da igual, conoces el suelo como la palma de tu mano, conoces cada pisada, cada huella, cada frenazo de los coches. Conoces el color de la tierra y sabes perfectamente su olor, no es un sito nuevo para ti, ya te acostumbraste. Sientes una pequeña llama en el fondo, la sientes y la intentas mantener pero te das cuenta que solo era una leve llamarada, que no se mantiene con un solo esfuerzo, necesita dos, dos cuerpos que la cultiven , que le den calor para que continúe creciendo y sientes ese cosquilleo que te dice que si, que hay dos cuerpos cultivando esa llama pero te das cuenta de que no, que alguien la encendió y se marcho, se marcho y la dejo ahí, sola, al aire, para que el viento la apague fácilmente. Y se apaga, y te caes y ya te da igual levantar o quedarte, no te importa permanecer ahí, estas como en casa.

martes, 5 de abril de 2011

Tengo el vicio de reírme sola como una loca mientrasrecuerdo tonterías. El de caminar sonriendo, sobre todo después de ver a alguien especial. De escuchar la misma canción muchas veces, de tranquilizarme bailando. De escribirfrases sueltas y pensar que algún día alguien me las dirá. El vicio de hacer lo posible para sentirme mejor. El de no sentirme mal cuando estoy triste, sino el de disfrutar un poco de la tristeza. El vicio de soplar al aire cuando hace frío. El de dormir y soñar rarezas, soy capaz de inventar otro mundo. El vicio de fallar en cosas fáciles y acertar las difíciles, una y otra vez. De sentarme atrás en el coche y pensar en nada. Tengo el vicio de siempre creer que no me van a fallar. Y el de empezar las cosas por su final.

De algo estoy seguro. No podrá quererla como la quería yo, no podrá adorarla de ese modo, no sabrá advertir hasta el menor de sus dulces movimientos, de aquellos gestos imperceptibles de su cara.
Es como si solo a mi se me hubiera sido concedida la facultad de ver, de conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos.
Ningún hombre podrá ver nunca lo que yo he visto.
Ellos reales, crueles, inútiles, materiales. Incapaces de amarla, incapaces de verla verdaderamente, de entenderla, de respetarla.
Ellos no se divertirán con esos tiernos caprichos. Puede que la vean, sí, pero nunca serán capaces de amarla. No de este modo.